Casa con jardín con una fachada de piedra de Sant Vicenç y Sate

Una familia con dos hijos nos ha encargado diseñar esta casa después de decidir vivir en plena naturaleza, pero con una ubicación relativamente cercana al centro urbano.

Nos han solicitado un programa funcional amplio, a pesar de tener que enfrentarnos a una normativa urbanística excesivamente estricta que limita significativamente el aprovechamiento de la parcela.

La vivienda se construye en tres plantas interconectadas internamente. La planta sótano está destinada a aparcamiento y sala de máquinas; la planta baja alberga las áreas de la vida diurna, y en la primera planta se concentran los dormitorios.

El entorno, las vistas y la naturaleza circundante demandan una casa que permita disfrutar del verde. Por ello, se proyecta una vivienda muy abierta al exterior en la planta baja, creando transiciones fluidas entre el interior y el exterior. En la primera planta, se incorporan terrazas horizontales exteriores y ventanas estratégicamente ubicadas que enmarcan los paisajes y potencian las vistas en ambas direcciones, eje norte/sur.

La casa se organiza a lo largo del eje norte/sur, con fachadas laterales cerradas para garantizar la intimidad y privacidad. La planta baja se diseña como un espacio abierto en el que las distintas estancias se conectan fluidamente entre sí. Los dos porches vinculados a la cocina, uno orientado al norte y otro al sur, extienden el espacio de esta área, ofreciendo una mayor integración con el entorno.

Una doble altura preside el salón comedor, proporcionando vistas cruzadas entre las plantas.

Todo el basamento está formado en su perímetro por muros texturizados de hormigón encofrados con cañizo, que también aparecen en algunas áreas de la planta baja. La estructura horizontal de la vivienda se materializa con placas alveolares expuestas, pintadas en color blanco roto.

Exteriormente, los propietarios deseaban una fachada simple y discreta, pero con un cierto grado de sofisticación. La fachada combina muros texturizados de hormigón en la parte inferior con piedra de Sant Vicenç y un revestimiento continuo en color blanco roto.

Los propietarios de esta vivienda valoran la practicidad, la abundante luz natural y el contacto con la naturaleza, razones fundamentales que los llevaron a decidirse por construir un nuevo hogar.

Decidieron bautizar la casa como 'Lavandera Blanca' en honor a la especie de aves que frecuentan habitualmente su jardín.